julio 6, 2011 // Proyecto MARA
Muchos milenios antes de que se descubrieran los microorganismos, los egipcios, griegos, romanos y aztecas usaron ciertos preparados basados en el cobre para aliviar los dolores de garganta y las erupciones cutáneas, así como en la higiene cotidiana.
Por ello, el cobre está históricamente asociado a la salud.
En el siglo XIX, con el hallazgo de la relación entre los gérmenes y del desarrollo de determinadas enfermedades, los científicos comenzaron a comprender las propiedades antimicrobianas del cobre.
En la actualidad, ese elemento natural se emplea en la industria farmacéutica para producir antisépticos y antifúngicos, dispositivos médicos y productos de higiene oral.
También se lo utiliza en la distribución de agua, en la ventilación y en los sistemas de aire acondicionado.
En hospitales y edificios
Los estudios más recientes, muestran que el cobre puede tener un papel central en la reducción del riesgo de transmisión de gérmenes presentes en hospitales y clínicas, edificios públicos y plantas de tratamiento de alimentos.
Se sabe que el 80% de las enfermedades infecciosas se transmite por contacto.
Entre los microorganismos, los que más frecuentemente aparecen relacionados con las infecciones intrahospitalarias son el MRSA o Staphylococcus aureus resistente a la meticilina –un tipo de penicilina–, la Escherichia coli, la Klebsiella pneumoniae y la Clostridium difficile.
Con pruebas
La University of Southampton, del Reino Unido, llevó adelante una investigación de laboratorio con un equipo dirigido por el profesor Bill Keevil, sobre la supervivencia del MRSA en las superficies.
En sus ensayos, los estudiosos compararon los niveles de supervivencia de depósitos de MRSA en un entorno seco de acero inoxidable, que es el metal más comúnmente usado en las instituciones de asistencia sanitaria, contra una amplia variedad de aleaciones de cobre.
Los resultados mostraron que los estafilococos resultaron completamente desactivados después de 90 minutos en el cobre, y 4,5 horas en el latón, una aleación de cobre y zinc.
En cambio, no fueron afectados en absoluto por el acero inoxidable.
Esto llevó al profesor Keevil a la conclusión de que “el uso de aleaciones de cobre en aplicaciones como manijas, carretillas o cualquier otra superficie de trabajo, podría reducir considerablemente la presencia de MRSA en los hospitales y podría reducir así el riesgo de contaminación cruzada entre empleados y pacientes en las unidades de cuidados intensivos”.
Infecciones evitables
De acuerdo con las comprobaciones hechas por el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de la Unión Europea, cada año se generan tres millones de de infecciones en los establecimiento sanitarios de Europa, que causan cerca 50.000 muertes.
Y si bien no todas las esa infecciones son evitables, según la National Audit Office del Reino Unido, el consenso profesional es que ellas podrían reducirse en al menos un 15%.
Las pruebas científicas evidencian que las propiedades antimicrobianas del cobre pueden inhibir los patógenos más importante para la sanidad pública, incluidos el MRSA y el Clostridium difficile, dos organismos causantes de infecciones intrahospitalarias; y la Escherichia coli y las bacterias que provocan la Enfermedad del Legionario o legionelosis, que afecta a los pulmones.
El cobre también demostró que es un potente desactivador del virus de la Gripe A. Por eso mismo, podría aminorar el riesgo de una epidemia de gripe aviar.
Fuente
. “El cobre para la salud y la higiene”, en