diciembre 28, 2011 // Proyecto MARA
La energía eólica –producida por el viento– es un tipo de energía que va ganando terreno año a año.
Y el cobre, tanto nuevo como reciclado, juega un rol central en este nuevo camino.
Crecimiento
Entre las energías renovables, la eólica tuvo un crecimiento mundial anual del 25% en la década del 90.
La solar aumentó un 20%; la de la biomasa –que utiliza, por ejemplo, las deposiciones de las aves–, un 15%; y la geotérmica –que aprovecha el calor interior de la Tierra–, un 5%.
En el Hemisferio Sur de América, Chile y Argentina han mostrado una mayor adhesión a este tipo de energía.
Alta velocidad
En la Patagonia argentina, se producen 12 MW de origen eólico y las proyecciones llevan la cifra a 7884 GW, lo que representaría el 7% del consumo eléctrico total del país.
Sumado a ello, la Ley 25.019 establece un régimen de promoción de las energías eólicas y solar que sirve como incentivo al sector privado.
Un ejemplo de este impulso de la energía nacida del aire se encuentra en la localidad de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, donde los vientos tienen una velocidad anual promedio de 60 a 70 km/h.
Allí se colocaron los primeros molinos de viento.
En cada parte
El llamado “metal rojo” tiene presencia en todos los componentes del molino de viento: tanto en el generador como en el transformador, el rotor y los cables.
Además, la alta conductividad eléctrica del cobre mejora la eficacia energética del proceso.
Así, y una vez más, el cobre queda asociado a las tecnologías más respetuosas del medio ambiente.
Fuentes
. “Energía eólica”, en