junio 7, 2011 // Proyecto MARA
Durante miles de años, el hombre primitivo usó casi exclusivamente la piedra.
Por medio de ella, conseguía defenderse, atacar y hasta protegerse.
Hacia el año 6000 a.C, se produjo un descubrimiento que lo cambiaría todo: el cobre.
Su uso se hizo cada vez más común y abarcó unos 4000 años, hasta el 2000 a.C.
La Edad del Cobre
De acuerdo con los investigadores, la primera Edad del Cobre tuvo su mayor presencia en Egipto.
Cuando los egipcios colonizaron algunas regiones de África y del Mediterráneo, expandieron su conocimiento acerca de la utilización del cobre y también del oro.
Posteriormente, con el hallazgo de la aleación del cobre con el estaño para producir bronce, surgieron nuevas posibilidades.
Otras piezas
Quienes primero usaron el cobre advirtieron que el metal podía ser martillado con facilidad y hacer así láminas finas. Con ellas podían crear utensilios y también objetos de ornamentación y para los ritos.
Con la introducción del bronce fue factible fundir otras piezas muy variadas y que requerían una mayor resistencia.
En el Imperio Romano
Durante el apogeo del Imperio Romano se realizó un uso intensivo del cobre.
A medida que sus legiones se expandían conquistando nuevos territorios, se diseminaban los beneficios del metal.
La mayor parte del cobre que empleaban los romanos provenía de la isla de Chipre, que llamaron Cyprium. De allí derivó la palabra latina “cuprum” que a su vez dio origen a Cu, símbolo químico del cobre.
Edad Media
Durante la Edad Media, las propiedades del cobre y del bronce como agentes resistentes a la corrosión ayudó a que se los siguiera utilizando en diversos objetos e implementos relacionados con el hogar, la agricultura, la guerra y las pequeñas industrias propias de esa época.
Y ese reinado siguió hasta la Revolución Industrial, que se extendió entre mediados del siglo XVII e inicios del XIX.
El generador
En 1831, el descubrimiento del generado eléctrico por parte del investigador británico Michael Faraday, consiguió que el cobre se convirtiera en un metal imprescindible para el desarrollo industrial global.
Desde entonces, su demanda ha crecido de manera sostenida.
Gran Bretaña fue, durante una buena parte del siglo XIX, el mayor productor mundial de cobre.
La necesidad de contar con más cantidad de ese mineral hizo que se abrieran minas en países como Estados Unidos y Chile, y en otros de África.
Nuevos usos
Con el incremento exponencial de la actividad humana posterior a la Revolución Industrial, se encontraron nuevos usos para el cobre.
Y los avances en la metalurgia dieron origen a inéditas aleaciones, lo que hizo expandir aun más el campo de acción del metal.
A lo largo del tiempo
Desde siempre, el cobre ha estado presente en la vida de la mujer y del hombre.
Desde las puertas de los templos y las tuberías de agua del antiguo Egipto, hasta las agujas encontradas en las ruinas de la segunda ciudad de Troya, las campanas y los calderos de China, las estatuas clásicas del mundo helénico, y la cabeza de toro presente en el Cementerio Real de Ur, en el sur de la Mesopotamia.
Entonces y también hoy, el cobre ha demostrado ser un material noble, que brinda sus servicios a la Humanidad manteniendo sus propiedades siglo tras siglo.
Fuente
. “El cobre en la historia”, en
http://www.procobre.org/procobre/acerca_del_cobre/historia_detalle.html