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Agro, la minería invisible que altera el mundo

mayo 23, 2014 // Proyecto MARA



Ricardo Alonso, Doctor en Ciencias Geológicas (UNSA - CONICET)Ricardo Alonso, Doctor en Ciencias Geológicas (UNSA CONICET), publica una nota en El Tribuno de Salta titulada “Agro, la minería invisible que altera el mundo“.

En ella comenta sobre la conferencia sobre el agro y la ganadería de Salta y el país, que dió el médico veterinario Céltico Rodríguez.

Destacamos a continuación algunos de los aspectos mas interesantes.

Argentina produce actualmente unas 100 millones de toneladas anuales sumados todos los granos (soja, maíz, trigo, girasol, sorgo, etc.). Esto equivale a producir alimentos para 400 millones de personas.

Los países del Mercosur participamos de la mayor cuenca granera del planeta.

Las grandes planicies junto a precipitaciones y temperaturas adecuadas, establecen un marco ideal para una producción sostenida y un potencial que puede duplicarse o triplicarse en el tiempo.

China, uno de nuestros principales compradores, pasó de consumir 4 kg de carne por habitante y por año hace 50 años, a 56 kilogramos actualmente.

En 10 años se calcula que la producción de granos alcanzará los 130 millones de toneladas de los cuales la mitad será de soja, seguida por maíz, trigo, girasol y maní.

Agua, suelo, clima y buenas semillas, son la síntesis para lograr plantas saludables y ricas en granos. Lo que pasa desapercibido en este asunto es el trabajo minero que realizan las plantas durante su crecimiento y desarrollo.

El agro es una forma de minería, una minería invisible que toma minerales del suelo y los concentra en los granos.  Los cereales y oleaginosas además de proteínas, glúcidos y lípidos, contienen minerales y agua.
El contenido de minerales es del 5% y esto nos pone en situación de que cada año se marchan al exterior, junto a los granos, unas 5 millones de toneladas de minerales.

Esta exportación no convencional de minerales no figura en ninguna estadística y es sin embargo la mayor exportación en volumen y cantidad de recursos mineros del país. Cada planta trabaja como un pequeño minero, donde las raíces “explotan” los minerales del suelo, los tallos los transportan y los granos los acumulan.

Además de los granos están las pasturas.  La superficie con pastizales duplica a la sembrada con granos.  Esos pastos y forrajeras también necesitan de los minerales del suelo.  La alfalfa por ejemplo consume 226 kg de calcio por hectárea y por año y 56 kg de magnesio.

La producción forrajera anual supera las 250 millones de toneladas.  Tomando en cuenta las millones de hectáreas bajo cultivo podemos hacernos una idea somera de los millones de toneladas de minerales que deben reponerse a los suelos.

Los minerales deben agregarse, ya sea como fertilizantes o como correctores o enmiendas de los suelos.  Los fertilizantes aportan elementos sustanciales como nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K).  También son necesarios otros macro y micronutrientes como: Azufre (S), magnesio (Mg), boro (B), zinc (Zn), hierro (Fe), manganeso (Mn), cobre (Cu), molibdeno (Mo), carbono (C), hidrógeno (H), oxígeno (O) y cloro (Cl).

La reposición de minerales no ocurre y por lo tanto los suelos se van empobreciendo y van perdiendo su capacidad productiva.
La expansión agro productiva argentina tiene que venir acompañada de una remineralización de los suelos.

Se necesitarán nitratos, fosfatos, boratos, potasio, azufre, calizas, dolomitas, yeso, turbas, magnesio, manganeso, hierro, cobre, zinc, molibdeno, entre otros muchos elementos químicos, minerales metalíferos, minerales no metalíferos y rocas varias.
Muchos de estos insumos minerales se importan cuando tenemos en el país abundancia de unos y carencia de otros.

La Argentina es un país pobre en fosfatos.  Tenemos uno de los principales yacimientos de potasio del mundo en Río Colorado, Mendoza, pero la empresa brasilera Vale que lo estaba desarrollando abandonó el proyecto.

Importamos nitratos cuando podemos producirlos a partir del gas en nuestro territorio.  Tenemos ricos y abundantes depósitos de calizas, yeso y turba, y podemos proveernos también de magnesio, manganeso, hierro, cobre, zinc y molibdeno sin recurrir a las importaciones.

Sobra demanda y falta oferta en esta minería silenciosa que es el agro, el principal motor económico del país.  La sinergia productiva mancomunada de la expansión agrícola y minera podría hacer salir del estancamiento a grandes regiones generando riqueza genuina para el conjunto de los argentinos.

Fuente: El Tribuno de Salta titulada “Agro, la minería invisible que altera el mundo”, Ricardo Alonso.

 

 

 

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